Una vez el encierro entra en la plaza de toros, los corredores deben procurar retirarse inmediatamente en abanico hacia los lados. La manada habitualmente sigue en línea recta y los dobladores, capote en mano, les ayudan a encaminarse hacia los toriles. Está prohibido citar a los toros porque resulta muy peliroso individual y colectivamente. Un despiste de uno de los animales atendiendo a una llamada te expone especialmente porque la superficie del suelo es arena. Allí el animal se encuentra más cómo que en el recorrido porque el espacio es abierto y porque sus pezuñas agarran de manera natural. El toro puede arrancar mejor y sus movimientos serán más eficaces. Así pudo comprobarlo el corredor que acabó corneado gravemente en 2012 por citar a este animal en la plaza donde no debía. Carlos Mediavilla es el autor de esta serie de imágenes que demuestran el peligro de esta imprudencia.
Debemos añadir que todas las acciones que eviten que el toro se retire a los corrales generan una situación de muchísimo peligro. Es evidente que en esos momentos hay muchos corredores en la plaza que en caso de peligro no podrían huir y quedarían a merced del toro porque ni caben todos en el callejón, ni hay tiempo para reaccionar.
