Mucha gente, poca sangre

Los toros de Dolores Aguirre se olvidan de la gente y sólo dejan cuatro heridos por traumatismo

Foto: Mikel Lasa

La ganadería de Dolores Aguirre ha protagonizado el cuarto encierro de Sanfermin, una carrera que ha estado precedida por el recuerdo al joven madrileño Daniel Jimeno, que falleció en el encierro del 10 de julio del año pasado, junto al vallado de la bajada al callejón. El encierro de hoy ha sido una carrera trepidante y peligrosa, ya que la manada se ha ido estirando desde la cuesta de Santo Domingo y ha corrido disgregada durante el resto del recorrido. Al ser fin de semana, como suele ser habitual, el recorrido estaba repleto de corredores, aunque la torada ha corrido a gran velocidad y ha completado los casi 900 metros en 2:53. Ha habido muchas caídas y trompicones, tanto de corredores como de bureles, a lo largo de todo el recorrido. Por suerte, no ha habido heridos por asta de toro, aunque cuatro personas han sido trasladadas a los hospitales por diversos traumatismos.

Al contrario de lo que suele ser habitual, la torada se ha dividido casi desde el primer momento de la carrera y nada más salir de los corrales de Santo Domingo un morlaco se ha quedado parado durante unos pocos segundos y ha arremetido contra uno de sus hermanos. Para entonces los mansos habían proseguido la carrera, por lo que los astados se han ido quedando rezagados y la manada se ha ido dividiendo cada vez más.

En el tramo de Ayuntamiento y en Mercaderes los mansos han guiado a la manada, seguidos muy de cerca por cuatro bureles y sus dos hermanos que iban un poco más retrasados. Se han producido caídas de mozos y bureles, y la gran cantidad de gente que poblaba el recorrido ha dificultado que los corredores se acercaran a escasos centímetros de las astas.

En la calle Estafeta la manada se ha ido dividiendo cada vez más, y los mansos han continuado encabezando la carrera. En este tramo los corredores se han podido lucir un poco más, aunque la lucha para buscar asta ha sido complicada y ha habido también un montón de caídas a lo largo de toda la calle.

La manada ha continuado el recorrido a gran velocidad y ha ido entrando en la plaza muy disgregada. La plaza estaba llena de corredores, aunque los toros han ido entrando poco a poco y no han hecho apenas gestos por embestir y se han dirigido a los toriles sin oponer mayor resistencia.