Foto: Javier Ibáñez
Los astados de la ganadería gaditana de Cebada Gago, una de las más veteranas de las fiestas de Iruñea-Pamplona y de las más peligrosas, han protagonizado el segundo encierro de las fiestas de Sanfermin 2009, una carrera muy rápida que tan sólo ha durado 2:35 y que se ha saldado con un corredor herido por un puntazo y dos más trasladados a los hospitales de Pamplona. A pesar de la fama de esta ganadería y de que había muchos corredores en el recorrido del encierro, la torada se ha comportado bastante noblemente. Los momentos de mayor intensidad se han vivido en la calle Estafeta y en Telefónica, tramos en los que la manada se ha disgregada y estirado y los corredores ha podido apostarse a pocos centímetros de los pitones. Se han producido caídas y resbalones a ambos de esos tramos, pero ningún burel ha arremetido contra los corredores.
Después los cánticos de los corredores a San Fermin para pedir su protección, que este año se cantan por primera vez en euskara y castellano, la torada ha tardado un poco en salir de los corrales de Santo Domingo y ha iniciado la carrera por la cuesta a gran velocidad y agrupada, como suele ser habitual en este tramo. Uno de los cabestros que iba cerrando la manada se ha resbalado y ha llevado consigo a dos astados más, que han proseguido pocos segundos después la carrera para alcanzar a sus hermanos. La carrera ha ido comandada por los cabestros a lo largo de todo este tramo.
Al final de Santo Domingo y principio de la plaza del Ayuntamiento cinco toros encabezaban la manada, arropados por los cabestros, y uno de los dos astados que se habían quedado descolgados de la manada en la caída de Santo Domingo se ha quedado rezagado. La torada ha continuado a gran velocidad y en Mercaderes varios morlacos han resbalado, pero se han levantado rápidamente y han continuado la carrera a gran velocidad.
En la curva de Mercaderes la torada ha pasado sin resbalar ni chocar contra el vallado y ha iniciado la carrera en la calle Estafeta guiada por un toro negro, que iba arropado por cuatro cabestros. El resto de la manada iba por detrás y a pocos metros, hacia mitad de la calle, un toro ha vuelto a resbalar y se ha descolgado un poco de la manada.
En Estafeta la manada ha corrido estirada y, aunque al principio iba bastante agrupada, un toro negro se ha adelantado con cuatro cabestros, cuatro astados más han ido por detrás acompañados de otro cabestro y un último burel se ha quedado rezagado a pocos metros de sus hermanos. Los corredores han podido encontrar huecos para colocarse delante de las astas y lucirse, a pesar de que la calle estaba repleta de corredores.
La torada ha continuado a gran velocidad por Telefónica, con un burel negro guiando la manada, cuatro más por detrás y un último astado a pocos metros, y en este orden han ido entrando en la plaza y más tarde en los chiqueros sin crear momentos de mayor peligro.