Los míticos Miuras han vuelto a correr un año más en domingo, con un recorrido repleto de corredores, y han vuelto a confirmar su nobleza, sin lanzar derrotes ni mirar apenas a los lados para embestir a los corredores. El piso estaba muy resbaladizo y eso ha provocado que los bureles se hayan caído en varias ocasiones, sobre todo en el tramo de la Estafeta.
Foto: Javier Ibáñez
Se han producido muchas caídas a lo largo de todo el recorrido y los momentos de mayor peligro se han vivido en la curva de Mercaderes, cuando alguno de los morlacos ha acariciado con su asta a los corredores apostados en el vallado de la izquierda. La calle Estafeta también ha sido un tramo peligroso, con corredores arrollados por los bureles, y resbalones continuos de los bureles. La carrera ha durado 2:52.
Al igual que ayer, los más de 800 metros de recorrido del encierro estaban atestados de corredores y ha sido difícil distinguir a los astados de Miura entre la multitud. Los corredores han tenido que luchar mucho entre sí para encontrar huecos entre las astas.
Los toros han salido a gran velocidad de los corrales de Santo Domingo y a pocos metros ha ido adelantando a los cabestros y ha pasado a comandar la manada, imprimiendo un ritmo de carrera muy rápido. La gran cantidad de corredores ha provocado caídas continuas a lo largo de todo el tramo y un mozo ha sido arrollado hacia mitad de la cuesta, pero parece ser que sólo ha sido un susto.
Los morlacos han continuado muy hermanados y al llegar a la curva de Mercaderes, varios de los toros han chocado violentamente contra el vallado y han acariciado con sus astas a las personas que estaban apostadas allí. Un corredor ha quedado atrapado entre el vallado y los morlacos, y el asta de uno de los bureles le ha rozado la mejilla, pero se ha quedado en un gran susto.
La manada ha continuado agrupada durante buena parte de la calle Estafeta y no ha hecho gestos por embestir a los numerosos corredores que llenaban el tramo. Se han producido numerosas caídas y algún que otro montón. El piso estaba más resbaladizo que en días anteriores y dos astados, uno castaño y otro cárdeno, han caído en dos ocasiones, lo que ha hecho que la torada quedara disgregada. Los corredores han tenido que luchar mucho entre sí para encontrar hueco delante de los toros, pero una vez más se han vuelto a ver carreras espectaculares.
La manada se ha estirado y ha ido entrando poco a poco en la plaza. Se ha producido algún pequeño montón, tanto en la bajada, como en el mismo callejón, pero los toros han proseguido su camino sin reparar en los corredores. En la plaza los dobladores han tenido alguna dificultad para contener al montón de corredores congregados y guiar a los astados hasta los chiqueros, pero al final lo han conseguido.