Foto: Iosu Pezonaga
El último encierro de las fiestas de Sanfermin 2007, protagonizado por los astados de la ganadería de Victorino Martín, ha sido rápido (2:49) y limpio, ya que tan sólo tres personas han sido atendidas en los centros hospitalarios de Iruñea/Pamplona; una de ellas por un puntazo y las otras dos con heridas leves. La manada ha corrido disgregada desde los mismos corrales de Santo Domingo, y eso ha hecho que los corredores hayan podido despedirse de los encierros de este año luciéndose entre las astas en todos los tramos de la carrera.
Al contrario de lo que suele ser habitual, la torada se ha disgregado nada más salir de los corrales de Santo Domingo. Dos bureles se han quedado rezagados y han salido a pocos segundos del resto de sus hermanos y han corrido juntos toda la carrera. Los cuatro morlacos que guiaban la manada, acompañados de los cabestros, ha mirando continuamente a los corredores que había a ambos lados y uno de ellos, que iba por el lado derecho, ha propinado un puntazo a un joven nada más comenzar el tramo de la plaza consistorial. Al parecer se trata del único herido por asta de toro de hoy.
Otro de los sustos se ha vivido al inicio del tramo de Mercaderes, en la parte izquierda, cuando un cabestro ha rozado con su asta a un corredor que estaba junto a la pared. Por suerte, el animal y el resto de la manada han continuado la carrera a buen trote, sin reparar en el corredor.
La manada ha pasado en dos grupos por la curva de Mercaderes, con cuatro morlacos muy seguidos y acompañados por los cabestros, y por detrás los dos últimos toros que cerraban la manada desde el inicio de Santo Domingo. Ninguno de los morlacos ha resbalado ni chocado contra el vallado de la curva, aunque se han producido caídas sucesivas de mozos, al igual que en días anteriores. Por suerte los bureles se han comportado muy noblemente y no han hecho apenas gestos por embestir a los corredores.
En la calle Estafeta la manada se ha estirado todavía más y los corredores han encontrado huecos para poder lucirse entre las astas y despedirse con buen sabor de boca del último encierro de las fiestas de este año. Uno de los cuatro morlacos que guiaba la manada ha resbalado y se ha descolgado del grupo inicial.
La torada ha entrado disgregada y a buen trote en la plaza, y los dobladores se han encargada un día más de guiarlos hasta los toriles, evitando cualquier peligro para los corredores que llenaban la plaza.