Foto: Pablo Lasaosa
Pocas veces se habrá producido un hecho como el acontecido en el segundo encierro de Sanfermin 2016. Se produjeron cornadas en todos los tramos del recorrido, desde Santo Domingo hasta la plaza, pasando por Ayuntamiento, Mercaderes, Estafeta y Telefónica.
El primero en probar las astas de los toros fue un pamplonés, habitual del tramo de Santo Domingo, que fue corneado en la pierna. Su pronóstico es grave.
Poco después, otro joven de 23 años, de nacionalidad estadounidense, era empitonado en la pierna izquierda y trasladado desde el tramo del Ayuntamiento, aunque su pronóstico, con una herida de 5 centímetros de profundidad, no revestía gravedad. Un poco más adelante, casi en la curva de Mercaderes, el indio N.S.O., de 26 años, sufría un revolcón y dos heridas -en el muslo y en la espalda- que, según el parte hospitalario, tenían carácter de menos grave, a pesar de lo aparatoso de la cogida.
En la Estafeta, a la altura de Espoz y Mina, un sudafricano de 73 años sufría la cornada más espectacular del encierro, al ser cogido por el toro a la altura del vientre. Trasladado desde el puesto de atención médica al centro hospitalario, los servicios sanitarios informaron de que su pronóstico era grave. Sus iniciales son M.H.O.
Ya enfilando hacia el callejón, un corredor americano que bajaba al trote por el lado derecho no se percataba de que un Cebada con muy malas intenciones se le abalanzaba encima. Por suerte para él, todo quedó en una cornada de 10 centímetros en la axila izquierda, pero la cosa pudo ser peor de haberse producido en el tórax. Su pronóstico era menos grave.
Poco después del término de la carrera, la enfermería de la plaza de toros informó de que un canadiense había sido atendido de una herida perineal y había sido trasladado al Complejo Hospitalario de Navarra con pronóstico grave. Se trata del canadiense Paul Coebil. Además, un séptimo corredor americano de 46 años recibió un puntazo en la ingle y fue trasladado al hospital, aunque su pronóstico era leve.