A las siete y media de la tarde tres toros de la ganadería de Kukuxumusu, los míticos Mister Testis, han salido zumbando desde la curva de Mercaderes para cubrir los aproximadamente 400 metros que les separaban del final del a calle Estafeta. No iban solos. Les acompañaban, por delante, por detrás y por los lados, un enjambre de niños locos por imitar a los mayores en el encierro.
El ya tradicional encierro de Kukuxumusu, con su cántico previo, sus cohetes de salida, sus toros sueltos, sus derrotes y sus carreras delante de astas amarillas y de peluche, ha vuelto a ser una locura de niños y grandes, que dudaban entre correr como si Mister Testis fuera un Jandilla o parar a los toros para hacerse alguna foto.
Sin incidencias, con muchas risas, caídas de los toros incluidas por el camino y diversión para todos, la manada ha avanzado a duras penas por Estafeta, como si de un encierro de fin de semana se tratara. Finalmente, tras algo más de un cuarto de hora de carrera todos los participantes han llegado a la tienda de Kukuxumusu en Estafeta donde, ahora sí, ha habido tiempo para fotos, saludos y felicitaciones por la carrera.
El parte de heridos estaba limpio. El de diversión, lleno.