Después de la cogida que sufrió la joven australiana de 23 años J.E. el pasado 14 de julio leímos y escuchamos en otros medios que era la tercera, la cuarta y, finalmente, la quinta mujer corneada en el encierro, pero para Sanfermin.com siempre fue la cuarta.
Considerar que hay cinco mujeres corneadas es un error, tal y como explicaremos a continuación, pero quizá sea el error más difundido de la historia del encierro debido a la publicación de un dato sin contrastar y a la viralidad que alcanzó este error en la red, tal y como refleja la búsqueda en Google.
Inicialmente, en el fragor del directo, y al saber la noticia de una chica corneada en el encierro del 14, desde diversos medios se apunta que es la tercera mujer de la historia herida por asta de toro, dejando en el olvido dos de las corneadas y añadiendo erróneamente a la lista una herida por traumatismo de 1990, la americana Stephanie Kern. Desde el primer momento Sanfermin.com publicó que eran cuatro corneadas: Anne Karlin Kvan NOR 8/7/91, Jennifer Smith USA 7/7/01, Elinzey Sain 7/7/02 y J.E. 14/7/2013.
A lo largo de la mañana, diversos medios fueron corrigiendo el error solo parcialmente, ya que, aunque tuvieron en cuenta las 4 corneadas, mantuvieron también a Stephanie Kern como primera herida por asta de toro de la historia cuando solo sufrió un grave traumatismo en la cabeza.
Era el 14 de julio de 1990 y un toro de Conde de la Corte arrollaba a Stephenie Kern al final de la cuesta de Santo Domingo. La joven sufría una caída y un golpe fortísimo en la nuca que le provocaba la rotura del hueso occipital del cráneo. En las imágenes de televisión y en las fotografías de prensa se adivina que el pitón derecho del toro parece impactar en el cuerpo de la joven e incluso engancha momentáneamente la faja de Sanfermin que lleva puesta. La violencia de la caída y la fotografía de Calleja en Diario de Navarra con la faja en el cuerno indujeron al error de pensar en cornada aunque en la información se descartaba.
Ni el parte médico oficial emitido por Gobierno de Navarra, ni el testimonio de la madre Hanna Kern (que viajó junto a su hija esos Sanfermines), ni ninguna de las bibliografías disponibles (“25 años de encierros de Pamplona”, de Javier Solano, “Los Sanfermines de nuestra vida”, de Ignacio Murillo y Jesús Rubio, “El libro de oro del encierro”, de Diario de Noticias y Caja Navarra o el trabajo realizado por Kukuxumusu y la UPNA para el Encierrómetro), ni ninguno de los periódicos locales, nacionales y americanos consultados (más de diez) señalan que hubiese cornada e, incluso, indican lo contrario, que no la hubo.
¿Por qué entonces se dio por buena la ficticia cornada a Stephanie Kern y el dato se difundió tanto? Probablemente por dos causas: porque las fuentes habitualmente fiables se equivocaron y porque se divulgó la información de otros sin contrastar. Todo ello se podía haber evitado si muchos de esos medios hubiesen consultado sus propias hemerotecas y archivos.