Despedida con oreja para Escribano y poco más

Manuel Escribano fue lo único salvable de una corrida desigual, deslucida y todos los «des» que se puedan imaginar. Pero hizo faena a un toro noble que se vino abajo demasiado pronto pero que, estoconazo incluido, valió una oreja. Se la jugó en el segundo, en busca de la puerta grande, pero no hubo suerte porque el toro no dio opciones.

De los otros dos toreros, poco que contar. Luis Bolívar puso todo el empeño, pero sus toros fueron una calamidad. Y Salvador Cortés estuvo francamente mal, es pecialmente a la hora de matar, todo un repertorio de estocadas fuera de sitio y descabellos sin fin. En Pamplona no gusta nada.

Y después, despedida y cierre. Las peñas al coso y a pensar en el año que viene.

Ya falta menos.

Fotos: Iosu Pezonaga / Maite H. Mateo