A manguerazos contra la suciedad

Pasear a primera hora de la mañana por las calles del casco viejo resulta toda una experiencia para los sentidos, no siempre positiva. Toneladas de basura adornan el suelo dando a las calles un aspecto particular. Pero nadie se sorprende porque ya se sabe que Pamplona es una casa pequeña para tantos invitados.

Los servicios de limpieza aumentan su plantilla para estos días, y trabajan sin descanso para conseguir controlar esta alfombra de basura, que el año pasado pesó 1.034.400 kilos. A pesar de todos los esfuerzos es inevitable tener esa sensación de «pegamento» en el suelo, intentar esquivar los vasos es imposible, y evitar los charcos una misión desesperada.

Esta misma mañana, momentos antes del encierro, en la céntrica plaza del castillo, y mientras la juerga continuaba para cientos de jóvenes, los empleados del servicio de limpieza trataban de hacer sitio para realizar su trabajo. Mangueras, agua y escobas, en lucha contra la suciedad. A media mañana, la plaza estaba como nueva.

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