Tim Pinks, corriendo el encierro.

Tim Pinks: «Para mí Sanfermin es un paraíso en la tierra»

Timothy Nicholas Pinks, el Guiri del Año 2016 de Kukuxumusu, es inglés de Londres, aunque nació en Trípoli (Libia), en 1962. Autor de dos libros sobre Sanfermin, «Bullseye» (2012) y “Once upon a time in Pamplona» (2015), desde hace seis años escribe en inglés para los lectores de Sanfermin.com. Hemos hablado con este londinense que se siente «pamplonés la mayor parte de su vida».

¿Cómo conociste Sanfermin?
La primera vez que supe algo de Sanfermin fue en 1980, leyendo un libro que tenían mis padres, “The Drifters”, de James Michener. El libro incluye un capítulo sobre Pamplona y las fiestas a finales de los años sesenta. No podía imaginar que una fiesta tan medieval siguiera viva en pleno siglo veinte. Me propuse ir algún año, y en 1984 viajé por primera vez a Pamplona. ¡Me resultó increíble todo lo que viví!  Desde entonces, he ido durante 33 años, sin fallar ni uno, y esa fiesta me sigue pareciendo igual de increíble. Para mí, Sanfermin es un paraíso en la tierra, y Pamplona y su gente los mejores en el universo.

Has sido corredor del encierro durante años. ¿Cómo viviste esa etapa?
Yo empecé a correr el encierro desde mis primeros sanfermines, en 1984. Fueron quince años de carreras, hasta que en 1999 corrí el último encierro. Nunca fui un corredor bueno, aunque tuve mis momentos mágicos. Correr con esos animales tan nobles y majestuosos fue un honor y un placer, algo así como correr con dinosaurios. Recuerdo estar en la calle corriendo, en una de mis pocas carreras buenas, y sentir como si estuviera volando, pero sin avión.

Cuéntanos alguna historieta que te haya pasado corriendo con los toros…
He tenido carreras buenas, muchas experiencias increíbles, pero quizás la combinación de todo fue el día 8 de julio de 1992. Ese día pensé por primera vez hacer “el portal” en un encierro, es decir, quedarme en un portal no para correr sino para mirar, aunque nunca sabes qué pasará cuando hay unos animales salvajes en la calle. Soy consciente de que fui un idiota bípedo, pero fue un día después de una gran juerga. Me quedé en un portal al final de la calle Estafeta, en el mismo sitio y quizás hasta en el mismo portal donde fue corneado Stephen Townsend en 1984. Yo estaba con dos mozos que no conocía. Después de la manada pasó un toro suelto, se paró frente a nosotros y nos miró. Otros mozos intentaron llevarse al toro citándole… pero no les hizo caso y se volvió hacia nosotros.

¡Menuda situación! ¿Qué hacíais los tres allí apretujados?
Yo esperé a que mis compañeros se movieran. Pero ellos esperaron a que el guiri, que era yo, se moviese antes. Los tres nos quedamos como estatuas. Después de un tiempo que a mí me pareció media hora pero debieron ser 20 segundos, eché a correr hacia la curva de Telefónica y el toro, sorprendido, giró y me siguió. ¡Joder, qué rápido pude correr yo esa día! Logré escapar, aunque el toro me seguía, me sentí aliviado, pero de repente, en el callejón, me encontré de nuevo con el mismo toro. Nos empujó a dos mozos contra la barrera de la izquierda y tuve que saltar al ver el cuerno en mi sobaco. El otro mozo creo que recibió una cornada en la pantorrilla. Tengo fotos de ese día y aún hoy tiemblo al recordarlo.

Sin embargo, no dejaste de correr los años siguientes. 
Sí, y volví a temblar… Los años siguientes, en lugar de correr el encierro los ocho días bajé la frecuencia a seis, cinco, cuatro, tres… porque la sensación de excitación y felicidad pasó a ser de preocupación y miedo. En 1999 pensé en correr una última vez y dejarlo. Y así fue. Me gustan las fiestas más que nunca, pero lo único que no puedo revivir es correr el encierro.

¿Cómo ha sido tu relación con sanfermin.com y escribir sobre la fiesta?
Fue Koldo Aiestarán, unos de los socios fundadores de Kukuxumusu, quien me sugirió escribir algo para Sanfermin.com. Poco a poco empecé a publicar artículos sobre la fiesta. He escrito también dos libros, “Bullseye” (2012) y “Once upon a time in Pamplona” (2015), inspirados en la fiesta y diferentes a lo que se vende en las librerías sobre Sanfermin. Prefiero escribir sobre historias de otra gente que sobre mí mismo.

¿Qué crees que has aportado tú a la fiesta?
¿Mi aportación a la fiesta? (risas) Mi cuerpo, mi entusiasmo y mi amor por una ciudad, por su gente y por su fiesta. Lo más importante no es lo que he dado, sino lo que he recibido de una ciudad preciosa, de su gente increíble y de una fiesta sin igual.

Este año Kukuxumusu te ha nombrado Guiri del Año. ¿Qué se siente al recibir este premio?
El caso es que yo no soy guiri, soy inglés, jaja. La verdad que ser “Guiri del Año” es algo que me hace mucha ilusión y me parece muy divertido. Aunque no soy un PTV (Pamplona de Toda la Vida) ni tengo sangre navarra, de alguna manera me siento PMV (Pamplonés la Mayoría de la Vida). Y, créeme, tengo más patxarán que sangre en mis venas. Fuera bromas, me siento muy agradecido a Kukuxumusu y también a todos los guiris premiados en años anteriores. Este año me ha tocado a mí, jaja, como Gibraltar (risas).

¿Qué cuentas de nuestras fiestas en Londres?
Yo he hablado muchísimo de las fiestas, siempre digo que son como de otro mundo, algo increíble, con una alegría inexplicable y un atmósfera que me gustaría poder retener en una imagen. Aunque, la verdad, creo que nadie puede describir con palabras cómo son las fiestas de Sanfermin. Ahora hablo menos que antes, porque ya hay mucha gente contando su experiencia en Sanfermin.

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